'La colina de Edeta' es una novela escrita por Concha López Narváez, en la que se nos muestra una sociedad que se desarrollaba en los siglos III a.C. en la península Ibérica: las poblaciones iberas. Este libro nos muestra la forma de vida de los iberos de Edeta (actualmente Llíria, una población cerca de Valencia que fue uno de los principales asentamientos iberos de toda la península), a través de la familia de Ater (nuestro protagonista), compuesta por Norisus (padre), Attia (madre) y Amia (hija).
Todo empieza cuando Licos, un comerciante que provenía de la Héladey que tras morir su esposa, decide emprender un nuevo camino junto con su hijo Lisias para conocer nuevos lugares. Al llegar a Edeta, estos conocen accidentalmente a Ater y como agradecimiento por la ayuda que le prestan (ayudan a Ater a tranquilizar a su joven caballo) decide recibirlos en su casa. Allí son recibidos con mucha hospitalidad y, transcurridos unos días, Ater y Lisias forman una gran amistad.
No obstante, en este momento no todo eran risas y celebraciones. Tras haber vivido una infancia feliz (ayudando a la hija de la sacerdotisa (Imilce) a esconderse del poblado, pues tras haber rechazado el sacrificio de su animal más preciado para apaciguar la furia del Dios que amontona las nubes debe quedarse en el monte escondida durante un tiempo hasta que finalmente Licos haya la forma de ayudarla; o ayudando en la recolecta de los cultivos), Ater y Lisias crecen y se convierten en hombres dispuestos a guerrear.
Es aquí cuando aparece en la obra el verdadero contratiempo de la historia. Tras haber crecido, se dan cuenta de la verdadera situación de su poblado. Los iberos se encuentran bajo el yugo de los cartagineses pero la aparición de un supuesto salvador proveniente de Roma llamado Publio Cornelio Escipión, que asegura luchar a favor de la libertad y los derechos de los iberos. A partir de este punto, Ater no tiene ninguna duda y cree firmemente que los romanos son el único camino hacia la libertad.
Al cabo de varias estaciones, y tras un duro entrenamiento, todos los hombres jóvenes fueron llamados a la batalla contra los cartagineses y tras una encarnizada lucha salieron victoriosos. Además, Ater fue considerado un gran estratega por el mismísimo Escipión y vanagloriado por todos los habitantes del pueblo.
Pasaron las estaciones pero, tras haber luchado a favor de los romanos, las promesas de libertad y de propiedad individual se convirtieron en un sueño que nunca llegó para los iberos. Después de haber asimilado la cruel verdad, se decidieron a luchar contra los romanos. Fue una lucha que duró menos de lo esperado. El resultado fue un gran número de pérdidas, entre las que se encontraba Norisus y algunos nobles (cabe recalcar que Licos había ya fallecido tras la lucha contra un pueblo vecina, a causa de heridas profundas) y la aplastante derrota de los iberos. Al llegar a casa, todos se sumieron en una profunda tristeza, entre ellos Ater, que no encontraba consuelo.
Poco tiempo después, y para mayor desolación, Ater descubrió que las heridas que le habían provocado durante la batalla le habían imposibilitado andar y, a pesar del tiempo que estuvo afligido, consiguió recuperarse.
Finalmente, y tras haber transcurrido un gran número de estaciones desde la derrota de los romanos, los iberos se resignaron a la subyugación. Y para tristeza de Lisias, Imilce decidió casarse con Ater. De manera que, este fue, el hecho definitivo que hizo que Lisias levantase el vuelo y decidiese ir en busca de las ciudades de la Hélade, de donde él provenía. No obstante, ya no sentía que estuviese dividido entre helenos y iberos. Tenía claro que su hogar estaba en Edeta.
Esta novela nos permite comprender, hasta cierto punto, cuál era la mentalidad y la forma de vida de los iberos durante su existencia en las tierras ibéricas. No solo esto, sino que nos da una gran perspectiva con respecto a la sociedad actual: el enorme teocentrismo que existía, junto con las firmes creencias de la gran limitación personal, estando a merced del placer de los dioses.
Además de esto, también se nos exponen una serie de valores, como la honra, la amistad, el amor y la autodeterminación que, en muchas ocasiones, caen en el olvido por la supuesta desidia de muchas personas que simplemente creen que ya no tienen razón de ser. Creo siceramente que si esos valores se estableciesen con mayor firmeza en la sociedad actual, podríamos producir un salto enorme hacia una igualdad verdadera y pura, sin tapujos.
Además de esto, también se nos exponen una serie de valores, como la honra, la amistad, el amor y la autodeterminación que, en muchas ocasiones, caen en el olvido por la supuesta desidia de muchas personas que simplemente creen que ya no tienen razón de ser. Creo siceramente que si esos valores se estableciesen con mayor firmeza en la sociedad actual, podríamos producir un salto enorme hacia una igualdad verdadera y pura, sin tapujos.
- Propuesta de juego
Siguiendo mi opinión de mantener ciertos valores como amistad o confianza, el juego consistiría de varios participantes agrupados en parejas (hasta un máximo de cuatro parejas). Se trataría de unir el tobillo de uno con el del otro de manera que tuviesen que recorrer una distancia determinada, recoger un objeto y transportarlo con una mano de cada participante. De esta manera podríamos fomentar la cooperación y la confianza mutua.
Esta bien la idea de la cooperación pero tal vez encontremos un juego más cooperativo y más relacionado con lo ibero.
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